El Museo de Los Huevos
La Mona Lisa me sonrió en el Louvre , y vi los deditos de la Creación unirse en Los Museos del Vaticano, pero nada se compara a“ El museo de los huevos ” ¿Has oído hablar de este?
Se acercaba mi cumpleaños numero 30 y yo ya estaba aquí viviendo sola en Milano. No podía permitir que una fecha tan importante como esta pasara sin celebrarla.
Había llegado el momento de hacer mi primer viaje al exterior de Italia. Desde que me mudé aquí, mi única larga distancia había sido desde Sicilia a Milano, cuando me mudé por segunda vez, a lo que suelo llamar mi Viaje al futuro en 23 horas.
¡Era momento de hacerme un regalo y conocer nuevos lugares!
¿El destino elegido? Barcelona, España. ¿Y por qué Barcelona? La respuesta es simple, tengo muchísimos amigos allí.
Así fue: pasé un cumpleaños realmente feliz. Me cantaron cumpleaños en un pancito con Nutella, de los famosos 100 Montaditos que encuentras en cada esquina de España. Tomamos mucha Sangría y formamos un grupo de más de 10 persona. Al principio casi todos desconocidos, y al final de la noche, eran ya todos panas … así somos los venezolanos.
Ver la Sagrada Familia, subir hasta el Castillo de Montjuic, conocer la Casa Batlló, tomar chocolate caliente El Bosc de les Fades, caminar el Barrio Gótico junto a mis amigos, estuvo increíble. Pero la experiencia que les contaré en esta oportunidad la viví sola… pues nadie quiso acompañarme, ¿A dónde se fue Brü?
Figueras y su hijo más ilustre
Google Maps me explicó todo, era sencillo de llegar, pero el viaje era largo: 3 horas. A mí no me importaba, yo estaba dispuesta a recorrer el largo camino con tal de cumplir uno de los grandes sueños de vida: Conocer el Teatro- Museo Salvador Dalí en Figueras.
Llegué a Figueras e inmediatamente me pareció un lugar tradicional y acogedor. Los letreros en el camino hicieron todo más simple y reforzaban mi teoría de que aquel particular teatro era el centro molecular de la ciudad.
Hay museos en el que debes buscar la taquilla y preguntar si estás al sitio correcto, esto no ocurre en el Museo de los Huevos. Un castillo color rojo ladrillo que literalmente tiene huevos gigantes y estatuas doradas en el tejado. Una inmensa cúpula de cristal cautiva tu mirada… definitivamente yo había llegado a la plaza Gala-Salvador Dalí, y el corazón me latía fuerte de la emoción.
El boleto de entrada me costó 15 euros. Como de costumbre lo compré online, en el sitio oficial del museo, para no perder tiempo haciendo cola y garantizar la disponibilidad la fecha seleccionada. Era un soleado día de otoño.
Mucho más que un bigote, un artista prodigio
Desde que puse un pie dentro, todo me pareció surrealista y subjetivo, solo apto para mentes abiertas.
Una de las particularidades que hacen de este un sitio increíble es que este lugar no fue creado post mortem, ¡no!, fue el mismo Salvador Dalí quien personalmente se ocupó del proyecto de este Museo de los huevos.
Aunque te entregan un tríptico a la entrada con un recorrido sugerido, quienes amamos al genio sabemos que su deseo era que nos guiáramos por nuestra intuición y que nos perdieramos en el arte: ¡eso hice!
Sin embargo, el punto de partida es obligatorio, se trata del patio central, donde el protagonismo se lo roba un viejo y brillante Cadillac negro. Si insertas un dólar o euro lloverá en el interior del auto donde se encuentran maniquíes que forman parte de la manifestación. Todo en conjunto es llamado “Cadillac lluvioso con la Gran Esther sobre su capó“.
Se supone que el recorrido promedio del Museo dura 1.45 minutos, pero les soy sincera, pasé aproximadamente 5 horas aquí dentro.
El mayor objeto surrealista del mundo: El Museo de los Huevos
Así definió el excéntrico catalán a este “su templo”, que más que un laberinto artístico es un “museo teatral”. Dalí no quería un simple museo, él quería “crear una experiencia”.
Lo que no sospechas estando aquí es que justo debajo de tus pies, reposan los restos de uno de los más grandes exponentes del surrealismo. Has llegado también a la tumba de Salvador Dalí, Marqués de Dalí de Púbol.
Los labios rojos de Mae West
La parte que más disfruté de mi recorrido por el Museo de los huevos, fue el primer piso, donde se encuentra la instalación permanente “Rostro de Mae West utilizado como apartamento”. ¿Has visto alguna vez esos icónicos sofás de labios rojos? ¿Sabes de dónde vienen? Aquí la respuesta:
Cuando Salvador Dalí era pequeño, descubrió cómo su habitación se transformaba si la observaba desde lo alto, subiendo a una silla. Quizás fue este recuerdo, la inspiración para trasmutar en una obra totalmente tridimensional, aquella acuarela que había pintado en papel periódico en los años 30.
Se trataba de la fotografía de la actriz de Hollywood Mae West, cuya obra original se encuentra en California. Con el apoyo de Óscar Tusquets el cuadro tomó vida en un espacio surrealista.
Para verlo en perspectiva subí unas escaleras y observé a través de un gigante lente gran angular que guinda del estómago de un dromedario… aquí es donde todo se integra.
Las cortinas dejan de ser cortinas y pasan a ser el pelo de la actriz; el brillante sofá rojo acolchado, se conviertn en sus labios; y una amplia chimenea se vuelve la nariz. Los dos cuadros con paisajes urbanos de París, dan la impresión de mirada que te observa.
No hay Dalí sin Gala
Siempre me he preguntado por qué la gente quiere un amor como el de Romeo y Julieta, si existen amores como el de Dalí y Gala. Si conoces un poco al genio surrealista, seguramente sabrás también de la existencia de Gala: su esposa y musa suprema.
De las múltiples obras inspiradas en Gala, mi preferida es sin duda alguna “Galatea de las Esferas”, 1951.
No dudé en llevarme a casa como recuerdo esta litografía en 65 x 54 cm, comprada en la tiendita del museo. Una forma más de inmortalizar y recordar por siempre uno de los mejores días de mi vida.
Las Joyas del marqués de Dalí de Púbol
Cuando pensé que lo habías visto todo y me disponía a decir adiós al Museo de los huevos, me llevé una grata sorpresa: el recorrido no había terminado.
Resulta que el ticket incluye el acceso a la exposición permanente Dalí Joies, que se encuentra saliendo a mano derecha. Lo único garantizado es que aquí ¡todo brilla! oro y diamantes por doquier, lujo total y refinado. “El elefante espacial”, “El corazón real” y «El ojo del tiempo», son tres de las creaciones que más me gustaron.
“Nada mas surreal que la realidad”
Terminé mi recorrido con el corazón contento y el estómago vacío; así que fui a comer en un restaurancito a las afueras del museo, unos deliciosos chorizos españoles en vino blanco. Recordar mi día, deleitando los platos típicos y escuchando música flamenca de fondo, es un momento que vivirá por siempre en mi cabeza.
Habían pasado 10 años desde el momento en el que por primera vez en mi vida, al terminar una clase de cine dije: “algún día yo iré al Museo Salvador Dalí en Figueras” y ese día había llegado.
No comparto la ideología y posición política que Dalì profesó. Tampoco apoyo la forma en que llegó a mercantilizar su arte de manera absurda. Sin embargo, Salvador Dalí sigue siendo para mí un referente obligatorio y un ejemplo de cómo la autenticidad marca huella en la eternidad.
Algunos conocen la cara de Salvador Dalí. solo por la máscara en la serie la Casa de Papel de Netflix, pero yo… yo conocí el lado más auténtico de Dalí.
El museo de los huevos
